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diumenge, 23 de juliol del 2017

Special edition

El Govern llegará hasta el final, es decir, hasta donde pueda, sabiendo que no habrá votación popular. Y su periplo hasta los juzgados irá acompañado de una movilización ciudadana con público ‘tieta’ (sic)

1- Esta semana ha habido una crisis gubernamental como la copa de un pino. El Presi se ha pelado tres Consellers y el Secre de Govern. Una vez ocupadas sus plazas por otros cuatro mortales, se ha emitido la lectura oficial de que, con esta renovación, se ha alcanzado, por fin, un Govern capaz de convocar un referéndum.
2- Es decir, que hasta la fecha, y desde 2015, no había ningún Govern capaz de asumir la unilateralidad anunciada non-stop. Lo que tiene guasa. E indica, a 70 días de la fecha del referéndum, las posibilidades reales de que se celebre.
3- Hay datos que invitan a suponer que, como mínimo hasta esta semana, el Govern tenía claro que, en efecto, no convocaría un referéndum. El Conseller Baiget, dimitido hace unas semanas, viajó a Londres alrededor de un mes antes de su desaparición. Allí se entrevistó con un medio financiero. El mensaje que les dio fue claro. “Tranquilos, no habrá independencia”. Como explicación, me dicen, dijo, riendo: “Madrid no nos deja”.
4- Madrid, como su nombre indica, sigue sin dejarlo. ¿Hay ahora, a 70 días de la fecha del referéndum, la firme convicción de llegar hasta el final? ¿Ese es el sentido de la crisis de Govern? Puede serlo, si bien cabe explicar que esta crisis ha sido raruna. Mucho. Sólo han desaparecido consellers PDeCAT. La tradición catalana al respecto, pujolista, era que, en caso de crisis, y pegara o no pegara, se echaban tantos consellers de CDC como de UDC. En esta ocasión no se ha volatilizado ninguno de ERC. Es, lo dicho, raro. Tanto que no se puede descartar que la decisión no obedezca, por ejemplo, a la incompetencia, o la improvisación, o a la toma colegiada de decisiones. Es preciso no olvidar, en ese sentido, que un camello, por ejemplo, suele ser un caballo dibujado a través de la toma colegiada de decisiones.
5- Una posible interpretación es que esta crisis ha consistido en darle a Junqueras todo lo que pedía --para firmar, Junqueras pedía consellers que firmaran con él; pedía no comerse sólo el marrón; o, tal vez, pedía no comérselo, es decir, una crisis gubernamental inasumible--. Ahora Junqueras no tiene excusa para no firmar, para no dar los pasos necesarios hacia el referéndum. Vamos, que puede ser una crisis con el único objeto de estresar a Junqueras, y visualizarlo como responsable de un referéndum que --todo apunta a ello, esta mañana a primera hora-- se convocará pero no se celebrará.
6- Otra posible interpretación es que ha sido una crisis para aumentar el peso en el relato processista del PDeCAT. Se me escapa cómo. Pero PDeCAT, en todo caso, domina el relato al dedillo. Igual que a 70 días del referéndum puede decir que no había gobierno para hacerlo, sin ser corrido a boinazos, puede tener su proyecto narrativo sorprendente para comerse los beneficios de un referéndum que no se hará. La crisis, en todo caso --y esto ha sido importante-- ha sido negociada por los tres sectores del PDeCAT: el Presi, el pack Mas y el partido/Marta Pascal. Parece ser que el sector que ha comido más sapos ha sido el partido. Sea lo que sea el relato posterior, al perder el partido ha perdido la opción de que PDeCAT se presente sin ERC en las elecciones. Y la opción no llegar al referéndum y pararlo todo. No ha perdido la opción pack Mas --también llamada el Sanedrín--: un grupo de personas sin cargo, ni exposición a condenas, que lo está decidiendo todo por encima del Govern, y que, parece ser, apuesta por la reedición de Junts pel Sí.
7- La pregunta sigue siendo, no obstante: ¿Se hará el referéndum? El nuevo Govern ha emitido datos que avalan esa decisión. Pero también datos que la niegan. Datos que la niegan: Junqueras ha anunciado que en octubre la Gene cobrará los impuestos. Es decir, los impuestos del Estado, no de la República. Se ha valorado positivamente, en algunos sectores PDeCAT, la salida del Govern de Neus Munté, en tanto sería una buena candidata para las elecciones municipales. Convocadas por el Estado. En su valoración de la crisis, Marta Pascal dijo que PDeCAT salía reforzado en todas las Cámaras --es decir, también en el Congreso, cámara anecdótica si te piras en octubre--, y de cara a las municipales. Son lapsus lingüísticos, sin duda. Pero muchos por centímetro cuadrado.
8- Datos que avalan la decisión de ir a fondo con el referéndum. Si bien parece que sigue habiendo temor a perder el patrimonio, parece que ha desaparecido el temor a ir a la cárcel. O no. Un medio concertado ha informado de que, para sustituir o no a los consellers, el Presi se reunió con ellos y “les miró fijamente a los ojos” para ver si llegarían hasta el final. Quizás ese método científico sólo puede certificar que el miedo ha desaparecido, por la cara. O en la cara. Es decir, que se ha armonizado cierta política comunicativa. Este martes, en ese sentido, el Govern cruzará el Rubicón. Vamos, que comprará las urnas.
9- Es posible, me dicen, que las urnas ya estén compradas. Las urnas son el objeto más fácil de adquirir en un referéndum. Queda aún por saber cuál será la forma oficial de obtenerlas. Y quién se expone por ello a la trena. Queda por saber, y esto es más importante --e, incluso, más trena--, cómo lo harán para conseguir las cosas importantes. Cosas importantes: sistema informático de recuento, censo, colegios. Y votantes. Es decir, votantes del no, que consideren que esto es, en efecto, un referéndum vinculante, y no algo que, a 70 días, no existe.
10- Gastar un duro en el referéndum supone la exposición a la cárcel. El artículo 433 del Código Penal establece una suspensión en el cargo de 6 a 12 meses. El artículo 432, glups, penas de cárcel de 3 a 6 años, o de 4 a 8, según se devuelva la pasta gastada en los 10 días posteriores a la incoación. Hablamos de unos 13 millones. Si el Govern decide asumir lo anunciado desde la campaña electoral de 2015 --desde la campaña de 2012, de hecho--, se expone a esas penas. Preciosismo español: no es necesario realizar gasto para ser encausado, como es el caso de la única Consellera encausada esta mañana a primera hora. Por la organización de un concurso para adquirir las urnas que, finalmente, fue declarado desierto.
11- El Govern, al parecer, puede, por fin, apostar por la desobediencia. Tarde. Quizás demasiado tarde. En 2014, cuando se rajó de hacer un referéndum, la respuesta del Estado hubiera sido torpe y, posiblemente, infructuosa. No es el caso en este momento. El Estado ha acotado todos los tramos del referéndum. Visualización de la presión continuada y selectiva del Estado, exemplum(s): A) sólo un sindicato de funcionarios, minoritario, apoya el referéndum, si bien, en el trance de hacerlo, pedirá las órdenes por escrito. B) El Colegio de secretarios e interventores ya ha dicho que pasa. Hay quien no lo hará. Se exponen al delito de cohecho y desobediencia, y a la expulsión de la plaza. C) La Agencia Estatal de Protección de Datos ha fijado la multa al funcionario o cargo que ceda datos censales en 600.000 euros por dato cedido. Un funcionario se mete a funcionario, por lo general, para no tener problemas en la vida, no para creárselos. Vamos, aun con firme apuesta política --inexistente antes de esta semana, según ilustra la crisis de Govern; ya veremos si existe en el futuro--, es difícil que el referéndum se celebre. Bajo la forma de referéndum. Puede ser una consulta. Aun así, el Estado caerá sobre ella como un ninja. El Estado favorito de la Divina Providencia es así.
12- Es difícil, por eso mismo, por el hecho de que el Estado haya tabulado todos los tramos de un referéndum, que la misma Llei del Referèndum se tramite. O, incluso, que se llegue a publicar. La gran apuesta es, no obstante, tramitarla y votarla. Visualizar, dramatizar ese esfuerzo. Tal vez infructuoso.
13- ¿Se hará el referéndum? Diría que no. Pero diría que el Govern, no obstante, puede exponerse conscientemente a ir a la trena. El Govern llegará hasta el final. Es decir, hasta donde pueda. Sabiendo que no habrá votación popular. Todo su periplo hasta los juzgados irá acompañado de campañas ciudadanas de movilización. Se ha hablado, en ese sentido, de que en octubre se iniciará una movilización continua, con ocupaciones de espacios. En un primer momento se habló de ocupar dependencias del Estado --no tenemos muchas; supongo que aeropuerto, Hacienda, Delegación y alguna peña rociera con la Virgen condecorada por Interior--. Ahora, la ANC, vertebradora de la cosa, parece ser que se ha decidido por ocupaciones realizadas por público tieta (sic) --la tieta es la hermana soltera de tu padre, madre o abuelos; por definición son personas mayores y limpias y que votan orden y, últimamente, Procés--. Lo que implicaría ocupaciones menos I+D, velas, flores, cánticos, misas cívicas y banderitas. Y, por ejemplo, elidiría otros objetos propios de las ocupaciones más juveniles, como sexo, seguro o no, oral o no, y reivindicación de agendas no tuteladas por gobiernos. Esto sería la génesis de lo que el Govern, o el Sanedrín, denomina Revolució Cívica.
14- La Revolución Cívica, de una manera u otra, parece ser que se iniciará con los primeros movimientos de la cosa, que parece ser más septiembre que agosto. Adoptará la forma de defensa ciudadana y democrática de un referéndum que no tolera el Gobierno, y no la de defensa ciudadana y democrática de un referéndum que no ha planificado, a 70 días de su realización, el Govern. Vamos, que seguirá siendo una defensa gubernamental. Es decir, sería la campaña electoral de las siguientes autonómicas, en la que se ampliará el marco Procés, y en la que ganaría una lista --o dos-- con diversos imputados o condenados sin sentencia firme.
15- Viene un otoño caliente Y, tal vez, un invierno ídem. Una confrontación entre un Govern que quiere negociar --el último contacto fue en mayo; el Gobierno lo asumió todo, salvo el referéndum-- y un Gobierno sin una gestión sexy de nada, que confía en la gestión del tema Cat como su gran valor electoral. Vamos, un juego de patriotas. Que va para largo. ¿Diez? ¿Veinte años?
16- El factor imprevisto, lo que puede hacerlo todo aún más caliente e incalculable y predecible, sigue siendo el silencio y la ausencia de actividad, salvo policial o fiscal, del Gobierno Rajoy.
17- Brrrrr. Tengo que hablarles de marco Procés y de cómo se le va a dar para el pelo con él a los Comuns. A ver la próxima.

dissabte, 20 de maig del 2017

Día 226 desde “aquello”

GERARDO TECÉ


El debate, como suele pasar en las grandes ocasiones en las que hay algo en juego no fue un debate. Fue una foto del estado del partido referencia del votante de izquierdas durante décadas

Volvían a verse las caras 226 días después de “aquello”, que es como llaman los militantes socialistas al 1 de octubre pasado: un secretario general saliendo por una ventana para que Rajoy entrase por una puerta. “Aquello” y todo lo que rodeó a “aquello” estaba hoy en el ambiente de la calle Ferraz. Imposible que fuera de otra manera, a pesar de los fantasiosos intentos publicitarios de la gestora: “será un debate de ideas entre compañeros”. Los Cabanilla y los Izquierdo volviendo a Puerto Hurraco a hablar sobre cómo mejorar la Casa del Pueblo.
Por aquella ventana lanzaron a Pedro, justo donde está usted pisando fue donde una chica se declaró de repente máxima autoridad del partido y en esa papelera de allí Susana tiró el pañuelo de papel con el que lloró, se preparaban los periodistas concentrados a la puerta para reciclarse en guías turísticos si algún grupo de japoneses se acercaba curioseando al ver tanta cámara. Dentro, la gestora cerraba con la Federación Madrileña de Baloncesto el tema de los tiempos. Todo cronometrado y bien cronometrado, nueve minutos para cada uno de los candidatos, tres bloques, nada de preguntas y, al contrario que en las primarias en las que Susana aupó a Pedro, ausencia de militantes en la sala donde se iba a celebrar el acto. Perfil bajo, como en las encuestas de intención de voto.
LOS CABANILLA Y LOS IZQUIERDO VOLVIENDO A PUERTO HURRACO A HABLAR SOBRE CÓMO MEJORAR LA CASA DEL PUEBLO
La llegada a Ferraz de los “compañeros dispuestos a debatir ideas” era la primera jugada del partido y en los tres casos la táctica respondió a la sagrada fórmula política de los espejos inversos: si eres blanco, proyéctate negro. Pedro Sánchez llegó a Ferraz solo y marcial, como llegaría a su propia casa un secretario general, un hombre de Estado. Andares confiados, como de no haber sido desahuciado por el aparato de su partido hace unos meses, como de no tener cerrados los despachos de poder del país. Susana Díaz, aparato y despacho puro, llegó a Ferraz sonriente y rodeada de militantes de base, caras desconocidas que, pareciera, se habían encontrado con ella accidentalmente en la esquina anterior y la habían obligado a presentarse a las primarias en nombre del pueblo llano, llevándola en volandas al debate. La poca espontaneidad lograda con la puesta en escena se rompía al ser preguntados los acompañantes susanistas: “para ganar hay que ganar, hay que hacer un PSOE fuerte y Susana ilusiona”, repetían todos y cada uno de los desconocidos si se les pulsaba un botón insertado en la nuca. El ex lehendakari Patxi López, invitado por parte de la novia, acudió rodeado de todas las caras conocidas de dirigentes que tenía a mano, llevándole la imagen la contraria a los avales y las encuestas, que le dejan tercero con mucha distancia en la carrera de tres. 
Tras la llegada, la foto de grupo. Pedro sonreía fingiendo sentirse como en casa. Susana, Patxi y el presidente de la gestora fingían no conocerse. Con la Federación Madrileña de Baloncesto lanzando el balón al aire, el asunto (llamarlo debate sería mentir) comenzó. A la izquierda Susana Díaz, a la derecha Pedro Sánchez (los espejos inversos no dejan un detalle al azar). Ambos peleando bajo canasta y metiendo codo. Eres un veleta. Le diste el gobierno a Rajoy. Mentiste. Tú más. Decepcionaste a Felipe González. Decepcionaste a la militancia. ¿Quién es esa Irene? No me respetaste como secretario general. Respóndeme, ¿quién es esa Irene? En el centro, Patxi, jugando un incómodo y desagradecido papel. A veces de notario, “estamos peleándonos entre nosotros”. A veces de triplista de Susana, cuando Pedro ganaba en centímetros bajo el aro, “¿qué significa nación, Pedro?”. Ahí lo llevas, guaperas, desde seis veinticinco.
SI LOS REPROCHES FUERON LOS ESPERADOS, LAS PROPUESTAS DE FUTURO ENTRE LOS DOS CONTENDIENTES TAMBIÉN LO FUERON: NO HUBO
Si los reproches fueron los esperados, las propuestas de futuro entre los dos contendientes también lo fueron: no hubo. Sánchez, cómodo en su papel de líder derrocado que se mantuvo en el No Es No, no articuló un cómo para su renovado lema de campaña interna (Sí Es Sí). ¿Cómo expulsar al PP sin ni siquiera atreverse a nombrar a Podemos? Díaz, cómoda en su papel de Cid Campeador del Sur, siguió poniéndose punk con la realidad, confundiendo Andalucía con España y tirando de mantras religiosos “este partido es grande”. No piensa pactar con “la derecha tóxica e infame” (cada vez que lo decía se abstenía un gatito) ni con los populismos (que es como llama a Podemos la que llegó a la puerta aupada por militantes de base). 
El debate, como suele pasar en las grandes ocasiones en las que hay algo en juego (en este caso lo hay) no fue un debate. Fue una foto del estado del partido referencia del votante de izquierdas durante décadas. Y la foto nos dice lo que ya sabíamos desde “aquello”: que hay dos partidos socialistas. Hoy solo ha sido el día 226 desde “aquello”.

dissabte, 1 de novembre del 2014

Esperanza Aguirre nos muestra el camino

Juan Carlos Escudier
Con Esperanza Aguirre nunca se dejan de aprender cosas. Del liberalismo, por ejemplo, se pensaba equivocadamente que era aquello de permitir que el mercado actuara sin cortapisas, pero fue verla gobernar como un cortijo la Comunidad de Madrid  o convertir Telemadrid en el espejito mágico de la bruja de Blancanieves y entender mejor el concepto. Como a Aguirre a liberal no hay quien le gane, fue preciso someter a revisión los criterios erróneos que se sacan de los libros. ¿Confiar en los individuos? Por supuesto, aunque en unos más que en otros, especialmente si son amigos de la lideresa y te piden unas licencias de radio.
No contenta con reinventar el liberalismo, Aguirre decidió ayer remozar la vieja idea de la asunción de responsabilidades. Hasta la fecha, cada vez que se escuchaba a un político pronunciar las palabras mágicas se daba por descontado que la siguiente frase incluiría el término dimisión. Se trataba de una costumbre arcaica que precisaba ser actualizada como las frecuencias de la TDT.
La doctrina Aguirre ha superado ese absurdo convencionalismo. Abochornada por haber tenido a su lado como secretario general del PP de Madrid a Francisco Granados, el de los 50 ladrones, y por haberle puesto al mando de la “gestapillo” madrileña desde la consejería de Interior, nuestra liberal de cabecera asumió sus responsabilidades. ¿Cómo? Con una rueda de prensa en la que pedía perdón. ¿Y la dimisión? Pues eso, que manzanas traigo.
Como se comprenderá, si lo de dimitir por Granados no procedía, menos aún lo de irse por esos cuatro alcaldes madrileños arrestados también ayer (los de Valdemoro, Torrejón de Velasco, Casarrubielos y Villalba), a los que, según afirmó, no conocía porque el PP de Madrid es tan liberal que los cabezas de lista de los municipios no los decide la todopoderosa presidenta sino los respectivos comités locales. Obviamente, tampoco era cuestión de pedir perdón por esos desconocidos con los que Aguirre sólo ha compartido fotos. Serían familia del pequeño Nicolás.
No fue la única innovación de esta mujer, a la que a partir de ayer habrá que tener como referente de una vertiente revolucionaria del Derecho penal gracias a su reformulación de la presunción de inocencia, una coletilla insoportable para los ciudadanos que, según explicó, no puede tener carácter universal. Yendo a lo concreto, la presunción de inocencia vale para Ángel Acebes, que es un pedazo de pan de Ávila “que no se ha llevado un duro” pero no “para ese señor del que me habla”, que es como Rajoy se referirá próximamente a Granados.
Es más, si Acebes se llevó algunos duros fue porque Aguirre le colocó en Cibeles, el grupo industrial de Caja Madrid, y luego Rato en el BFA, la matriz de Bankia. Aquí por cinco meses y cuatro días de esforzado trabajo se levantó 163.000 euros, a un promedio de mil euros diarios. El exministro del Interior se lo merecía todo aunque tuvieran que explicarle sobre la marcha la diferencia entre una línea de investigación y una de crédito. Eso sí, ordenando la compra de acciones era un hacha.
Establecido el principio, habrá que preguntar a Aguirre cuándo hay que considerar a un detenido presuntamente inocente, toda vez que ha demostrado sobradamente que tiene un inmejorable ojo clínico para diferenciar el trigo de la paja; de ahí que fuera fichada por una empresa de cazatalentos.
Metida en harina jurídica, llegaba una última genialidad de la lideresa, esta vez acerca del concepto de imputado y su tipología, ya que no es lo mismo estarlo por llevarse a casa el dinero de los contribuyentes que por llevarse por delante la moto de un agente de movilidad, como es su caso. A los primeros hay que echarles y a los segundos hay que distinguirles con la laureada de San Fernando, sobre todo si la imputada tiene previsto optar a la alcaldía de Madrid y el verde de la cruz le hace juego con la falda.
El asunto se habría resuelto hace tiempo si Gallardón le hubiese hecho caso pero se ve que el exministro estaba muy ocupado con ese embrollo del aborto y lo dejó pasar. La solución es bastante simple y consiste en cambiar el nombre de imputado, “que la gente lo entiende como condenado por el Tribunal Supremo”, por el de procesado, que suena más fino aunque en realidad se refiera al estadio previo al de sentarse en el banquillo. Y todos contentos.
A Aguirre hay que quererla porque su humildad y su sabiduría no tienen parangón entre la clase política del país. Debería estar llamada a ocupar obligaciones tan elevadas como los techos de su palacete. A asumir ese tipo de responsabilidades tampoco hay quien la gane. Como a liberal.